Es una herramienta de gran utilidad para diagnosticar problemas nutricionales y establecer recomendaciones de fertilización en suelos. El estudio del suelo agrícola permite conocer en profundidad qué tipo de sustrato tienen los cultivos, cuál es su textura y los niveles de PH del suelo para poder aplicar las medidas correctoras necesarias.
Realizar la recogida de la muestra correctamente y contar con el equipo tecnológico necesario para analizarla es fundamental si quieres obtener resultados fiables.