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351.000 muertes al año en el mundo por toxiinfecciones alimentarias

Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 582 millones de personas enferman cada año en el mundo como consecuencia de las ETA (Enfermedades de Transmisión Alimentaria), de las que 351.000 fallece. Por tanto, los problemas de alimentación en el mundo van más allá de tener o no tener qué llevarse a la boca. La seguridad alimentaria representa también un grave problema. No basta solo con disponer de comida, es necesario que esa comida sea segura para la población. El problema se acentúa en los países más pobres, pero los demás países tampoco se libran de este tipo de contaminaciones en los alimentos. Solamente hay que recordar la famosa y mal llamada “crisis de los pepinos” de 2011, que finalmente tuvo como protagonista a Alemania, donde parece ser que brotes de soja de un productor estuvieron afectados por la cepa O104:H4 de la bacteria Escherichia coli, provocando cerca de 3.255 casos de ETA, según la OMS, con 33 fallecidos y que causó 1.200 millones de euros en indemnizaciones a los granjeros, con 215 millones en ayudas de emergefood-poison1ncia a 22 países.

Los tres patógenos más frecuentes según la OMS responsables de las ETA son Salmonella tiphi (52.000 muertes), Escherichia coli (37.000) y norovirus o virus de Norwalk (35.000) de entre un total de 22 patógenos, siendo la mayoría bacterias, lo que da a entender otro de los principales problemas que es la resistencia a los antibióticos. Esta resistencia pueden adquirirla las bacterias por dos vías. La primera vía como consecuencia de la presencia de los antibióticos procedentes de carne de ave, carne de cerdo y carne de vacuno entre otras en nuestro organismo y la segunda, y no por ello menos importante, es la presencia de las bacterias del tracto intestinal del ave y ganado en el recto de las personas por ingestión de carne contaminada durante el sacrificio del animal. La microbiota del ganado es parecida a la de las personas y por tanto pueden colonizar el tracto intestinal y ser portadoras de una resistencia a antibióticos y como consecuencia transmitirla.

¿Cuál es la solución ante este problema? Muy sencilla. Llevar a cabo unas correctas prácticas de higiene en todas las fases de la cadena alimentaria y cocinar bien los alimentos, asegurándonos que se superen temperaturas de 70ºC en el centro del producto.

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