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¿Es realmente atún rojo, lenguado o bacalao lo que nos sirven en los restaurantes?

Si del fraude del pescado no se salvan ni los comedores oficiales de la Unión Europea, ¿qué podemos esperar que nos sirvan cuando pedimos un pescado en uno de los restaurantes de nuestro barrio? Evidentemente nadie da duros a cuatro pesetas y si el restaurador es honesto nos servirá el pescado que realmente le hemos pedido porque así lo indica su carta, pero ¿es todo el mundo honesto? parece ser que no y por desgracia esta práctica esta a la orden del día.

La investigación realizada por Oceana (organización internacional que se dedica a la protección de los ecosistemas marinos, la conservación de los océanos y de las especies marinas amenazadas que los habitan), revela que de un total de 280 muestras de pescado recopiladas en más de 250 establecimientos, incluyendo restaurantes y organismos de la UE, entre el mes de marzo y junio del presente año, el 30% no se correspondía con lo solicitado, siendo el lenguado, el atún rojo y el bacalao las especies que más se sustituían por otras similares cuyo coste es hasta un 40% más económico. El estudio demuestra que en el 95% de los casos el atún rojo fue sustituido por patudo o atún claro, dos especies de atún tropical que son mfraude-alimentarioucho más económicas. En un 11% de los casos el lenguado fue sustituido por otros peces planos con características similares pero con un valor comercial mucho más reducido. En el 13% de los casos el bacalao se sustituyó hasta por siete especies distintas de pescado, aunque en la mayoría de casos se utilizó panga o carbonero.

Todo ello viene facilitado por una incorrecta trazabilidad y etiquetado de los productos del mar. Se apunta que en los comedores de los edificios e instalaciones de la UE el 38% del pescado estaba mal etiquetado. Este incorrecto etiquetado es un engaño al consumidor y una puerta abierta al blanqueo de los productos pesqueros ilegales.

Se puede deducir por tanto, que una de las principales causas de este fraude son las razones económicas. Es bastante obvio que resulta mucho más rentable ofrecer panga de acuicultura, en lugar de lenguado o bacalao en platos que pueden alcanzar un coste que ronda entre los 30 o 40 euros, por lo que el beneficio para quienes realizan este tipo de prácticas es bastante significativo. La media del fraude alcanza el 30% en Bruselas. Esta cifra es el resultado de los test de ADN que han realizado los expertos de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y pone al descubierto el alcance que tiene el etiquetado incorrecto y las prácticas fraudulentas realizadas para engañar a los consumidores, encubriendo además los productos marinos procedentes de la pesca ilegal o insostenible.

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